
Se trata de John Rawls, el filósofo norteamericano que protagoniza la entrega 46 de Descubrir la Filosofía.
Su contexto de vida estuvo marcado por las convulsiones políticas, financieras y sociales del siglo XX. De ahí que sus debates en torno a la justicia global sigan siendo imprescindibles a la hora de abordar nuestra realidad marcada por el interés (o la utopía) por la construcción de sociedades más justas y democráticas. Motivación universal que se dio a conocer hace 52 años cuando el filósofo estadounidense John Rawls publicó su obra más aplaudida: Teoría de la justicia (1971) en la cual expone los ejes de su teoría: la justificación de los principios que hay que abordar para respetar la libertad y la igualdad de todos en una sociedad democrática.
Precisamente, el éxito de su filosofía política debe su perennidad a que sigue aflorando la necesidad de cultivar una sociedad democrática y justa y que, como tal, respete la libertad individual, aclare los procesos que implica una cooperación social equitativa y no excluya a ningún habitante del planeta de los
beneficios del bienestar.
“No sabemos si se seguirá estudiando a Rawls de aquí a ciento cincuenta años. Los filósofos recientes deben esperar a que la sabiduría del tiempo les permita o les niegue el acceso a una posteridad gloriosa. Pero sí sabemos que Rawls se ha convertido en un filósofo de referencia indiscutible para tratar los problemas políticos del mundo actual”, escribe Ángel Puyol en la entrega número 46 de la colección Descubrir la Filosofía, que esta semana se dedica a la vida y prolífica obra del filósofo de la propuesta (y no, de la sospecha), John Rawls.
Justiciero y realista
Podría ser un Robin Hood moderno; pero el filósofo de Harvard, John Rawls, si bien compartía la personalidad benefactora del personaje que definió al bandido justiciero, no les robó a los privilegiados para proveer a los menos favorecidos de la escala social. Además, su teoría trasciende la provisión económica y va al trabajo sobre la base, para generar (o al menos, para pretenderlo) cambios estructurales reales que lleven a la construcción de una democracia justa con la sociedad.
Por ello, preferimos conservar la dosis de utopía que lo caracteriza, al compararlo con el Campeador, (el héroe de El Cantar de mio Cid) con quien comparte el carácter justiciero. “Las denuncias de las injusticias suelen reunir más consenso a su alrededor que los planteamientos de una sociedad más justa. La obra de Rawls no se limita a dar voz a los indignados o a señalar todo lo que no funciona bien en la política y las instituciones. Tiene un objetivo mucho más ambicioso, difícil y, a menudo, ingrato: la construcción de una alternativa que elimine las injusticias y que, sobre todo, establezca las bases de una sociedad justa y estable en el tiempo”, explica Puyol.
Y para ello, el filósofo realizó una obra casi insuperable (mientras Einstein cuenta con 83 mil registros en Google Scholar, el índice bibliométrico de las publicaciones académicas, Rawls tiene 115 mil), como respuesta al utilitarismo reinante hacia la época de entreguerras y con cierta predilección por el método clásico del contrato social para darles validez a sus principios de justicia y la aplicabilidad de los mismos aun en las relaciones internacionales.
De hecho, entre los debates que suscitó su conceptualización resumida en la frase: “La justicia es la primera virtud de las instituciones sociales, como la verdad lo es de los
sistemas de pensamiento”, vale la pena destacar los alcances de la libertad y la igualdad, los límites de la justicia social, la relación entre la ética y la política (entre lo bueno y lo justo) y si es posible hablar de injusticias globales sin tener una especie de estado mundial.
Pionero de la inclusión
John Rawls nació el 21 de febrero de 1921 en una ciudad epicentro de la comunidad afrodescendiente estadounidense, Baltimore (entre Nueva York y Washington) y creció en medio de los privilegios de la función laboral de su padre, un reconocido abogado, y de la vocación de servicio social de su madre, una apasionada a las artes estéticas, cofunadora y posterior presidenta de la Liga de las Mujeres Votantes (League of Women Voters) de quien recibió su mayor influencia, inquietud y sensibilidad por los temas de justicia que le dieron forma a su teoría, entre ellos:
- La justicia. Consiste en que los afortunados mejores su condición solo si los desposeídos también lo hacen.
- Independencia. Cada persona tiene derecho a manejar su propia idea del bien y a vivir conforme a ella; pero debe someterla antes a una obligación moralmente más importante: compartir con los demás la buena fortuna.
- Sociedad democrática. Aquella en la cual los individuos libres e iguales deben ‘compartir los unos el destino de los otros’.
- Formación del sentido de justicia. Constructo sociopolítico y mental que nace en la experiencia personal, como sucedió con el joven Rawls quien lo formó observando cómo defendió su madre los derechos de las mujeres y viviendo la segregación mediante el maltrato que evidenció hacia los afroamericanos en su ciudad natal (en las escuelas de la época y en las calles no estaba bien vista la amistad interracial, lo que dificultó su relación con Ernest, un niño afroamericano).
“Por encima de todo, Rawls se sentía muy afortunado pero injustamente afortunado por disfrutar de los privilegios y las oportunidades que la sociedad negaba a tantos otros”, enfatiza Ángel Puyol en Rawls. El filósofo de la justicia, tomo número 46 de la colección Descubrir la Filosofía, llegará con EL TIEMPO, a un precio de 29.900 pesos y con nuevos filósofos: Chomsky, Pascal, Habermas, Plotino, John Stuart Mill, Russell, Erasmo, Gramsci, Althusser, Weber, Diderot, Adorno, Berkeley, Husserl, y Gadamer, Bergson, Rorty y Lévinas; todos, increíbles pensadores que cambiaron la historia. Los interesados en adquirir la colección completa podrán hacerlo a través de tienda.eltiempo.com/filosofia o llamando en Bogotá al 4 26 6000, opción 3, y en la línea nacional gratuita 01 8000 110 990.