Berkeley, el de las ‘malas ropas y peores pelucas’
Berkeley, el de las ‘malas ropas y peores pelucas’
Autor: iStock
Berkeley, el de las ‘malas ropas y peores pelucas’
Compartir

"Misionero, filántropo, obispo, alquimista y sobre todo, el más idealista de los empiristas, George Berkeley protagoniza la entrega número 41 de la colección Descubrir la Filosofía.

Un erudito entregado a compartir su sabiduría, al estilo británico; pero de dandi inglés muy poco. Así fue George Berkeley, el obispo más irreverente de la historia filosófica, no solo por el eclecticismo de su producción literaria —que abordó desde la concepción de la realidad como un constructo subjetivo, hasta los beneficios del agua de alquitrán—, sino por llevar una vida tan sencilla en la que la ropa elaborada con materias primas locales (algo poco habitual en las vestimentas litúrgicas de la época, en las que el ostento era el evangelio) lo llevó a ser recordado como el que vestía “con malas ropas y peores pelucas”.

El contraste, más que el desacato, fue transversal en la vida y obra del filósofo más importante del pensamiento británico durante la primera mitad del siglo XVIII, gracias a su propuesta teórica según la cual, solo conocemos nuestra experiencia particular del mundo y y que sirvió de puente para ir del lado débil del empirismo precedido por John Locke, hacia la grandeza crítica de David Hume.

Nacido en 1685 en Kilkenny, cerca de Dublín, George Berkeley fue un alumno precoz que desde los 15 años creó su grupo de estudio sobre las nuevas teorías filosóficas y científicas de Robert Boyle, John Locke e Isaac Newton, a quien osó contradecir, como inmortalizó en El analista, o un discurso dirigido a un matemático infiel y en Defensa del librepensamiento en matemáticas, títulos de 1734 y 1735, respectivamente, que polemizaron también los preceptos de Edmund Halley; de ahí que del pastor anglicano irlandés se diga que fue el más valiente de los filósofos, en plena época de efervescencia científica, como fue la Ilustración.

Las disyuntivas en la vida del filósofo fueron varias. “Nos encontramos ante un empirista singular. Alguien que discrepó de Newton con argumentos serios y que se erigió en predecesor de las propuestas de Albert Einstein, defendió la existencia de un banco central para evitar las crisis económicas y se enfrentó al colonialismo inglés en Irlanda. Fue un gran prosista que criticó la cultura del lujo porque generaba desigualdad y se embarcó en la fabricación de un remedio capaz de curar las enfermedades epidémicas que asolaban a aquella Irlanda sumida en la pobreza”, escribe Luis Alfonso Iglesias Huelga en Berkeley. El empirista ingenioso.

Pero una de las dualidades más llamativas fue que a pesar de ser un humanista, defensor de los preceptos morales anglicanos a la luz de las teorías filosóficas, adquirió esclavos para llevar a cabo su proyecto educativo en las Islas Bermudas (un colegio para los hijos de los aborígenes y los hacendados en la época colonial), en donde según él, la población no estaba impregnada de los vicios europeos, como la avaricia.

Analista económico

Su vocación de servicio hizo de Berkeley un obispo entregado al estudio de las posibilidades para sacar a los irlandeses más pobres de su estado de miseria. Y ello lo hizo criticando mediante su prosa a la sociedad del lujo y buscando las causas del atraso económico y el sufrimiento en el que estaba sumergida la sociedad irlandesa a partir de la famosa burbuja financiera de la Compañía del Mar del Sur (o de los Mares del Sur) que llevó a la ruina a grandes y pequeños inversores, en 1720, destapando una olla podrida en la que figuras políticas ministros y grandes financieros estaban implicados en una estafa en la que hervían el comercio de esclavos, la mentira política, la especulación, la información falsa, la sobrevaloración de bonos de inversores con poder político que se asociaron y le

dieron forma al “Lehman Brothers del siglo XVIII”.

Tan amplio fue el radio que alcanzó el estallido de dicha burbuja que esta afectó los ahorros del mismo Isaac Newton, quien dijo al respecto: “Puedo predecir el movimiento de los cuerpos celestes, pero no la locura de la gente”, como cita Luis Alfonso Iglesias Huelga en Berkeley. El empirista ingenioso.

Ante este panorama, Berkeley planteó el origen de la ruina irlandesa en la concentración de la propiedad en las manos de los terratenientes que vivían en Inglaterra y quienes solo consideraban a sus posesiones como sus únicas fuentes de rentas. Ello, sumado al atraso evidente de la sociedad y la consecuente ausencia de inversiones y exportaciones que dinamizaran y/o activaran el comercio fueron otros factores determinantes en la difícil situación que atravesaba su país. De ahí que uno de sus grandes aportes fue la propuesta de un banco nacional en Irlanda que estimulara la actividad mercantil y protegiera al país de las caídas económicas como sí sucedió en ciudades como Hamburgo, Londres y Ámsterdam en donde la existencia de bancos centrales protegió a sus economías durante el estallido de la burbuja financiera de la Compañía del Mar del Sur.

Berkeley. El empirista ingenioso, tomo número 41 de la colección Descubrir la filosofía, que llegará, con EL TIEMPO, a un precio de 29.900 pesos y con nuevos filósofos: Chomsky, Pascal, Habermas, Plotino, John Stuart Mill, Russell, Erasmo, Gramsci, Althusser, Weber, Diderot, Adorno, Rawls, Husserl, y Gadamer, Bergson, Rorty y Lévinas; todos, increíbles pensadores que cambiaron la historia. Los interesados en adquirir la colección completa podrán hacerlo a través de tienda.eltiempo.com/filosofia o llamando en Bogotá al 4 26 6000, opción 3, y en la línea nacional gratuita 01 8000 110 990."

Search engine powered by ElasticSuite